Ya había estado antes en la propiedad, terminando pandemia y la experiencia fue horrible. Decidí darles otra oportunidad pero desafortunadamente no mejoraron mucho.
La comida es muy sencilla y nada variada, solo vi camarones en una ensalada fría en todo el buffet.
El servicio en playa es lento, en albercas un solo chico haciendo magia.
En bar de playa el bartender Ignacio Tovar atendió a mi familia de maravilla y el fotógrafo Luis fueron las personas que salvaron nuestra estancia, muchas gracias a ambos, sigan con esa calidez en su servicio.
A las habitaciones les hace falta mucho, mucho mantenimiento, las puertas de atoran, el aire acondicionado hace mucho ruido y los elevadores tardan mucho en cerrar.
Agradezco el late check out como beneficio VIP.
En la llegada no tienen valet parking, te toca estacionarte solo y volver caminando al lobby.
La amenidad VIP nos llevaron una botella de espumoso, CALIENTE Y SIN COPAS!!. Tuve que hablar con un gerente porque nuestra llave se había desactivado y no podíamos abrir, o al menos eso creímos… hasta que el fue y nos “enseñó” cómo abrirla… pero como los bellboys no te ayudan a subir tus maletas ni te dan el room orientation pues tienes que estar adivinando donde están los apagadores y demás para encender y apagar focos.
Lo importante es que mi familia lo disfruto, ellos son la segunda vez que están en un hotel todo incluido, pero incluido ellos me comentaron que les gustó más Las Hadas.